Una de las tareas más importantes para los profesores de educación inicial en las escuelas de nuestros días es propiciar herramientas para que los estudiantes tomen conciencia del proceso de alfabetización que están viviendo.
Este proceso, como hemos definido anteriormente, es u proceso personal que debe ser apoyado por el docente, en relación a este apoyo una de las actividades clave será la de tomar conciencia de las propiedades sonoras que posee nuestra lengua, teniendo la oportunidad de asumir, gracias a la experiencia, la forma en que se constituye nuestro lenguaje.
Nuestro lenguaje se constituye, a grandes rasgos de la siguiente manera:
La unidad central es la palabra, ésta forma oraciones, párrafos y textos completos. Las palabras a su vez están conformadas por sílabas y por fonemas.
Los fonemas son la unidad más pequeña en que podemos dividir la lengua, éstos son la base de la escritura y lectura del idioma.
¿Cómo participamos los docentes de la toma de conciencia acerca de estas propiedades?
Lo hacemos de diversas maneras y en momentos diferentes del proceso alfabetizador.
De partida los docentes debemos propiciar herramientas para que los estudiantes comprendan la estructura de nuestro lenguaje en base a los sonidos del alfabeto.
Estas actividades deben estar centradas en la toma de conciencia acerca de este conocimiento que cada estudiante ya tiene de una forma u otra, puesto que generalmente niños y niñas del sistema escolar utilizan el lenguaje verbal para comunicarse.
Los profesores entonces debemos centrar nuestra actividad de enseñanza, durante la alfabetización inicial en el conocimiento de los sonidos de las sílabas y de las letras, generando experiencias donde los estudiantes desarrollen la habilidad de:
Reconocer las palabras como unidades dentro del lenguaje y sean capaces de indicar cuáles son largas y cuáles son cortas.
Reconocer sonidos dentro de las palabras, comprendiendo lo que es una sílaba y lo que es un fonema.
Reconocer los sonidos iniciales y finales de las palabras, tanto silábicos como fonémicos.
Separar fonemas tanto en sílabas como en la unidad más pequeña
Y, finalmente podrán manipular los sonidos que constituyen las palabras incorporando o quitando sonidos a los presentados en una situación.
Todo lo anterior va a concluir en la posibilidad de conocer concientemente las propiedades fonémicas de la propia lengua para que, como consecuencia de éste proceso sean capaces de conocer el alfabeto en sus expresiones escrita y verbal, estableciendo en vínculo entre grafemas, los nombres de las letras y sus sonidos, logrando manejar las formas escrita y habladas del lenguaje.
Este proceso, como hemos definido anteriormente, es u proceso personal que debe ser apoyado por el docente, en relación a este apoyo una de las actividades clave será la de tomar conciencia de las propiedades sonoras que posee nuestra lengua, teniendo la oportunidad de asumir, gracias a la experiencia, la forma en que se constituye nuestro lenguaje.
Nuestro lenguaje se constituye, a grandes rasgos de la siguiente manera:
La unidad central es la palabra, ésta forma oraciones, párrafos y textos completos. Las palabras a su vez están conformadas por sílabas y por fonemas.
Los fonemas son la unidad más pequeña en que podemos dividir la lengua, éstos son la base de la escritura y lectura del idioma.
¿Cómo participamos los docentes de la toma de conciencia acerca de estas propiedades?
Lo hacemos de diversas maneras y en momentos diferentes del proceso alfabetizador.
De partida los docentes debemos propiciar herramientas para que los estudiantes comprendan la estructura de nuestro lenguaje en base a los sonidos del alfabeto.
Estas actividades deben estar centradas en la toma de conciencia acerca de este conocimiento que cada estudiante ya tiene de una forma u otra, puesto que generalmente niños y niñas del sistema escolar utilizan el lenguaje verbal para comunicarse.
Los profesores entonces debemos centrar nuestra actividad de enseñanza, durante la alfabetización inicial en el conocimiento de los sonidos de las sílabas y de las letras, generando experiencias donde los estudiantes desarrollen la habilidad de:
Reconocer las palabras como unidades dentro del lenguaje y sean capaces de indicar cuáles son largas y cuáles son cortas.
Reconocer sonidos dentro de las palabras, comprendiendo lo que es una sílaba y lo que es un fonema.
Reconocer los sonidos iniciales y finales de las palabras, tanto silábicos como fonémicos.
Separar fonemas tanto en sílabas como en la unidad más pequeña
Y, finalmente podrán manipular los sonidos que constituyen las palabras incorporando o quitando sonidos a los presentados en una situación.
Todo lo anterior va a concluir en la posibilidad de conocer concientemente las propiedades fonémicas de la propia lengua para que, como consecuencia de éste proceso sean capaces de conocer el alfabeto en sus expresiones escrita y verbal, estableciendo en vínculo entre grafemas, los nombres de las letras y sus sonidos, logrando manejar las formas escrita y habladas del lenguaje.
